Convencido de que la edad "es cuestión de actitud", no tiene intención de jubilarse de los escenarios.
Convencido de que la edad “es cuestión de actitud”, el argentino Ramón “Palito” Ortega cumplirá hoy 75 años sin intención de jubilarse de los escenarios, a la par que prepara su autobiografía.
Artífice de algunos de los himnos del pop en español de los ’60 y ’70, como “Corazón contento” y “La felicidad” y camaleónico como pocos, este cantante, director y actor de cine, productor y ex político contó cómo en este momento de su vida tiene energía para seguir haciendo recitales de dos horas y no dejar de divertirse.
“Dónde estará el punto final sólo Dios lo sabe”, reconoce.
Nacido en una humilde familia de seis hermanos en la localidad de Lules, en la provincia de Tucumán, incierta es su fecha de cumpleaños, ya que sus padres le anotaron en el registro cuando pudieron, a los pocos días de nacer. Aunque él lo tiene claro: “Empecé a existir legalmente como ser humano el 8 de marzo”.
Desde bien pequeño trabajó en los oficios más dispares para colaborar con el sustento de los suyos, marcados por el abandono del hogar de la madre de familia cuando Ramón tenía 12 años.
A los 15 años llegó a Buenos Aires, donde un día, vendiendo café a las puertas de una radio, uno de sus directivos le ofreció ser su ayudante, algo que le abrió la puerta a acompañar a una conocida orquesta de la época, con la que dio sus primeros pasos en el mundo artístico.
Desde entonces, todo le llegó. Primero comenzó grabando como Nery Nelson y luego ya como Palito -nombre que ganó por su delgadez-, antes de saltar a la fama en 1960 como parte del programa musical de televisión “Club del Clan”, que reunía a numerosos cantantes pop de la época.
Ya en solitario, llegó la difusión de sus canciones por toda Latinoamérica y los pedidos de giras internacionales: México, Estados Unidos, Italia, Francia y España, fueron sus primeros destinos.
Como actor, Palito participó en más de 30 películas, algunas de ellas junto a estrellas como Libertad Lamarque y Mirtha Legrand.
Junto a uno de sus hermanos, Ortega fundó una productora con la que grabó discos, filmó películas y en 1981 contrató al cantante estadounidense Frank Sinatra para actuar en Argentina, que aunque fue un éxito supuso un pésimo negocio que dejó al argentino al borde de la bancarrota.
Sin embargo, señala sentirse agradecido con la leyenda, ya que “se portó maravillosamente bien” cuando en 1985 él y su familia se trasladaron a Miami, donde produjo espacios televisivos.
Ya en la década de 1990, Palito ingresó en la política y fue electo gobernador peronista de la provincia de Tucumán. Asimismo, en 1999 aspiró a la vicepresidencia acompañando a Eduardo Duhalde en la fórmula electoral.
Una etapa de la que no se arrepiente, aunque reconoce que se quedó “unos años más” de los que tenía que haberse quedado.
Cuenta que “La felicidad” es la canción que “dio más vuelta al mundo” y en más versiones e idiomas se grabó y asevera que no le da importancia al concepto suerte, ya que está seguro de que cada uno “es arquitecto de su propio destino”.
Sin parar de trabajar en su propio estudio, por donde pasan algunas de las grandes figuras del rock argentino, antes de final de año publicará un nuevo disco, pero será en abril cuando en la feria del libro de Buenos Aires presentará el primer tomo de un libro autobiográfico.